Se ubica sobre los restos arqueológicos relacionados con una casa de la antigua morería en el céntrico barrio de El Carmen. El edificio se concibe como un intercambiador urbano, accesible a todas y generando un espacio flexible de encuentro, de debate e intercambio. La flexibilidad es clave en este edificio y se ha trabajado de manera transversal desde la distribución espacial hasta su propia construcción.
El edificio genera espacios de diferente índole, donde llevar a cabo actividades heterogéneas alineadas con el aprendizaje y los cuidados. Se ha diseñado pensando en todo el ciclo de vida de la edificación incluyendo la futura reutilización o demolición de esta. Los materiales se seleccionarán siguiendo criterios de: materiales naturales renovables, materiales industriales reciclados, modularidad/intercambiabilidad, y juntas reversibles. Se establece una estrategia de confort climático en el edificio desde la cubierta, mediante un atrio y un patio.